Si alguna vez has escuchado a alguien decir «me costó un pavo» y no entendiste nada, no te preocupes. Hoy te contamos la curiosa historia de por qué en España se llamaba pavo a la moneda de cinco pesetas, el famoso duro.
Un «pavo» en la moneda 
La teoría más aceptada nos lleva al siglo XIX, cuando las monedas de cinco pesetas de la época de Alfonso XII llevaban grabado un escudo en cuyo diseño aparecía un águila. La imagen del ave, ya sea por su forma o por una confusión popular, empezó a ser identificada con un pavo, y así nació el apodo.
Otra posible explicación 
Existe otra versión que sugiere que un pavo real se podía comprar por cinco pesetas en algunos mercados y ferias de la época, lo que podría haber llevado a la asociación entre la moneda y el ave. En aquellos tiempos, cinco pesetas no eran poca cosa, y tener un pavo en el bolsillo podía significar un buen día de compras.
Un término que perduró 
Con el tiempo, el término pavo se convirtió en jerga común para referirse al duro. Incluso cuando cambiaron los diseños de las monedas de cinco pesetas, la expresión se mantuvo. De hecho, en la década de 1980 y 1990, muchos todavía llamaban pavo a la moneda de cinco duros (25 pesetas).
Adiós al «pavo» con la llegada del euro 
En 2002, con la llegada del euro, el duro y el pavo quedaron en el pasado. Sin embargo, aún hoy se pueden escuchar estas palabras en conversaciones nostálgicas, sobre todo entre quienes vivieron la era de la peseta. La expresión pavos también se sigue utilizando para referirse al dinero en general, aunque ya sin relación con las antiguas monedas.
¡Así que la próxima vez que oigas hablar de «un pavo», ya sabes de dónde viene la expresión!