Imagínate que un día tienes que dejar tu hogar, tu país, tus raíces… pero te llevas algo que nadie puede quitarte: tu lengua. Eso es lo que pasó con los judíos sefardíes, quienes, tras su expulsión de España en 1492, llevaron consigo su idioma: el judeoespañol o sefardí. Y aunque sus descendientes han vivido siglos lejos de la Península, su español medieval aún resuena en los rincones del mundo 🌍.
Un español atrapado en el tiempo ⏳
El sefardí es un tesoro lingüístico, una cápsula del tiempo del español de hace más de 500 años. Mientras en España el idioma evolucionaba con nuevas palabras y sonidos, los sefardíes conservaron expresiones que hoy nos suenan arcaicas. Por ejemplo, en sefardí aún se dice “la mi casa” en lugar de “mi casa”, como se hacía en el castellano medieval 🏠. También conservan el uso de «onde», en lugar de «donde», y frases como “Ken ke kere saber, ke alga por el mundo” (Quien quiera saber, que salga al mundo).
De Sefarad al mundo 🌍
Los sefardíes, expulsados por los Reyes Católicos en 1492, se dispersaron por el Imperio Otomano (actual Turquía, Grecia, Bosnia…), el norte de África y otras regiones. Pero aunque sus hogares cambiaron, siguieron hablando su lengua, mezclándola con turco, griego, árabe y otras lenguas locales 🏺.
Así nacieron expresiones únicas, como «komo el dulse i la sal», que significa “como el azúcar y la sal” para describir una relación con altibajos. También se encuentran palabras turcas como «kaşkarikas», que en sefardí significa «cáscaras de calabacín fritas» 🥒🍽️.
¿Español, pero diferente? 🤔
Si escuchas a un sefardí hablar, notarás que suena a español… pero con un aire antiguo y un acento exótico. La pronunciación es diferente: muchas veces mantienen la f inicial que en español moderno desapareció («fazer» en vez de «hacer») y usan sonidos como “dj” en lugar de la y (“djente” en vez de “gente”).
Además, hay una gran influencia del hebreo. Por ejemplo, en sefardí se puede decir “el mozo se kedó sin mazal”, donde mazal (del hebreo מַזָּל) significa suerte ⭐.
Una lengua que se resiste a desaparecer 🚀
Durante siglos, el sefardí se transmitió de padres a hijos en los hogares sefardíes. Sin embargo, con el tiempo y la asimilación en otros países, su uso ha disminuido. Hoy, solo quedan unos pocos hablantes nativos, pero hay un renovado interés por revivirlo 📜.
España, que una vez expulsó a los judíos sefardíes, ha intentado en los últimos años reconectar con ellos. En 2015, se aprobó una ley para conceder la nacionalidad española a los descendientes de sefardíes, como un reconocimiento histórico 🏛️.
A pesar de los siglos de distancia, el sefardí sigue siendo una prueba viviente de que las palabras pueden viajar, resistir y sobrevivir, aunque cambien los tiempos y los lugares. Porque, como dicen en sefardí:
🕯️ “Una lingua ke no se avla, se perde” (Una lengua que no se habla, se pierde).